En la jornada del sábado 19 de marzo, los buzos Javi Castro y Fernando Moreno fueron los primeros en sumergirse con el fin de colocar las botellas de deco ( Tx 32/25 ) a – 40 m. Más tarde, Carmelo Ojuel y Josi Olave, depositaron a – 6 m Ean 32, 50 y O2. El Ean 50 se dejó a la profundidad de 22 m, que sería utilizado por el buzo de punta. También se revisó la cuerda guía hasta los – 42 m.
Para finalizar esta jornada del sábado Carlos Castro e Iñaki Beguiristain realizaron las tomas de vídeo y algunas instantáneas bajo el agua.

El domingo 20, es el gran día: todo esta preparado y, tras el ritual de equiparse, un total de 8 buzos se sumergen por etapas en las frías y turbias aguas de este manadero, que no superan los 11º de temperatura y cuya visibilidad no pasa de los 3 metros.

Luis Moreno y Miguel Castro serán los buceadores de gran profundidad, encargados de velar por la seguridad del buceador de punta.

El resto del equipo, formado por Fernando Moreno, Javier y Carlos Castro, Carmelo Ojuel , Iñaki Beguiristain y Álvaro Subiñas, desarrollan diferentes funciones entre las que están el suministro de gases de descompresión, la fotografía y videograbación, y el apoyo al equipo de profundidad.

En la superficie un nutrido grupo de colaboradores y compañeros del Grupo Tritón y Burnia así como el grupo de rescate de DYA-Navarra, se encargan de transportar de un lado a otro el pesado material.

Mientras, Iosu Ezquieta, con su cronómetro y un ordenador portátil, actúa como responsable del “runtime”. Cada buceador se sumerge a su señal, siguiendo un estricto programa que permite que cada uno esté donde debe estar y en el momento en el que debe estar.

Son las trece horas del día 20 de marzo. José Ignacio Olave se equipa, con cuatro botellas de trimix (una mezcla de aire, oxigeno y helio) e inicia la inmersión.

Se hace un silencio cuando su casco desaparece bajo las oscuras aguas de la Fuente de la Mora. La suerte está echada.

El buceador esta preparado para descender, salvo imprevistos, hasta una profundidad de 130 metros.

En su exploración, debe avanzar 45 m por un conducto con una sección irregular 4 x 5 metros hasta alcanzar los –23 m, donde le aguarda el “Balcón del Tritón” . Desde esta balaustrada, se precipitará en un pozo vertical de 81 metros.

Como si de un salto se tratase, Josi vuela hacia el vacío. El «Pozo Aitzarreta», de 8 m de sección, con paredes tintadas de color negro por el manganeso y marcado por las aristas, acoge al buceador, que gana rápidamente profundidad.La visibilidad es pésima, ya que el limo en suspensión, removido por el paso del buceador, impide vislumbrar las paredes del pozo. Josi se precipita en la oscuridad hacia el fondo de la sima.